Priostía Jovén del Santo Sepulcro

Priostia JovenEs un instante, un momento que nace preciso y que restará en el poso inexorable del recuerdo. Es como el primer encuentro, como la primera brisa de la mañana -entre la bruma que predice el sol-  que se incrusta en el rostro para marcar, imperceptible, las facciones de la piel del futuro. Es un segundo que marca los días venideros, los momentos -que siempre se suceden demasiado rápido- con los amigos que se consolidan a través del tiempo, a través de las horas en la cofradía, de las noches entre la luz distinta y perpetua sobre el mármol de la iglesia donde comienza a cobrar forma el altar de cultos, donde crece un bosque de cera -limpia y crepitante- en torno al Duelo, donde la Semana Santa cobra su manera diferente de atraer y contraer los corazones que ya siempre serán suyos.

Son los días de la juventud, los mismos en que, más allá de las pupilas, nos rendimos al asombro certero de una primavera incipiente que ya nunca dejará de serlo. Son los días en que acudir a la hermandad empieza a convertirse en una necesidad casi inexplicable. Son los días en que aprendemos a ir deshilvanando los secretos de una tramoya, que es arte efímero cada Viernes Santo. Son días como el de ayer, en que el grupo de priostía joven de la Hermandad se reunía en torno a sus labores propias para seguir inundando las arterías la institución con su savia nueva, su ilusión, vocación y empuje. El próximo sábado 16 de febrero volverán a concitarse en su cofradía para seguir conformando esos días venideros, los momentos con los amigos que se consolidan a través del tiempo.

Año Jubilar

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