Cuaresma 2014: Un esfuerzo, nunca tan necesario

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Nos adentramos en el tiempo “fuerte” en el que la singular liturgia de las cofradías alcanza sus cotas más excelsas tanto a nivel religioso –clave fundamental de nuestro existir- como desde el prisma estético y humano. Con el eje cenital depositado siempre en la Eucaristía, como mesa mística de nuestra fe, los diferentes cultos de las hermandades cordobesas se van concitando, mientras que cientos de manos –de forma silenciosa- van dando forma a lo que desembocará en la Semana que nos define como cofrades. Sin duda, llegado este momento tan intenso de la Cuaresma, es tópico recurrente acudir a conceptos como ilusión, esfuerzo, dedicación, etc., pero es ese prisma humano el esencial en todos los aspectos y quehaceres de la vida.

En numerosas ocasiones nos seduce la idea de pedir un esfuerzo a nuestros hermanos a la hora de revitalizarnos con su ayuda o pedir su colaboración en las diversas campañas que se van realizando a lo largo del año en aras de mitigar, en la medida de nuestras posibilidades, las carencias de quienes nos rodean y no comparten nuestra suerte. Una suerte que, por diversas circunstancias, es esquiva cada vez para más personas de nuestro entorno. No hace falta mencionar –sería superfluo- la situación actual que con tanta virulencia sacude a nuestra sociedad. Una crisis de hondo calado a nivel económico, cuyos síntomas se retrotraen a un pasado no tan lejano de pérdida de valores del que ya advirtiera cuando propugnaba la Nueva Evangelización -para Europa, especialmente- el beato Juan Pablo II. Una sociedad que, en gran parte, se sumergió en las fangosas corrientes del relativismo y el nihilismo y que, una vez sacudida por infinidad de problemáticas monetarias, debe salir a la búsqueda decidida de los verdaderos valores que la guiaron a lo largo de la historia, de la historia de la fe.

Es por ello, que nuestra hermandad no puede resultar ajena al mundo que la rodea y en el que se halla inserta. Cada año los esfuerzos que se han venido realizando han ido en una línea inequívoca de aumento exponencial. En un período más reciente la parroquia del Salvador y Santo Domingo de Silos ha hecho una apuesta más que decidida por servir de ayuda y sustento a quienes más lo necesitan. Una apuesta que no es novedosa en su intención puesto que, en todo momento, la caridad ha sido el emblema que ha auspiciado a nuestros diferentes párrocos, sacerdotes y consiliarios. Sin duda, ellos han sido el ejemplo a seguir por nuestros hermanos en su vocación de servicio hacia los demás. La Caritas parroquial de la Compañía no hace sino seguir esta senda que nos debe alumbrar en todos los instantes de nuestra vida cotidiana. Una caritas parroquial con la que la Hermandad de la Inmaculada Concepción ha mantenido desde el primer instante una colaboración estrecha y decida a fin de dotarse aun más del valor humano tan imprescindible que, como católicos, nos corresponde e incita.

Cuando se publiquen estas líneas Su Santidad, Benedicto XVI, será ya Sumo Pontífice emérito, un hecho que poco habitual y del que hemos sido testigos de excepción. Su hondo bagaje intelectual y su profunda religiosidad han marcado un pontificado que ha llenado nuestros corazones aun de una mayor fe, esperanza y caridad. Así que quisiera despedir estas palabras con las del Santo Padre en esa jornada tan intensa de gratitud, el pasado día 24 de febrero: “Que la Santísima Virgen María nos siga llevando de su mano hacia su divino Hijo”.

Por Enrique León Pastor

Hermano Mayor del Santo Sepulcro

Publicado en la Hoja Informativa de
la cofradía en la Cuaresma 2013

 

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